Commemoracion del cincuentenario de la muerte de Pasteur.

Date:
[1946]
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Credit: Commemoracion del cincuentenario de la muerte de Pasteur. Source: Wellcome Collection.

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    tos de otros muchos tejidos normales y patológicos, volvió a com¬ probarse que en tales condiciones anaeróbicas, sufragan sus gas¬ tos de energía por transformación de grandes cantidades de hidra¬ tos de carbono y dan como producto final ácido láctico. Si luego se les proporciona oxígeno en abundancia, entonces tan sólo de 1/4 a 1/5 parte del ácido láctico formado resulta oxidada, gracias a que la energía liberada en esta combustión es utilizada en una reacción pareada, que a expensas de ella reconstituye una fracción impor¬ tante del glucógeno originalmente consumido, con lo que resulta un gran ahorro de los materiales gastados para la contracción mus¬ cular y se evita la liberación excesiva de calor. Se trata de la im¬ portante reacción de Meyerhoíf, así llamada en honor a su descu¬ bridor. Su conocimiento disipó la confusión que existía, y puso en claro que la antes misteriosa “giucolisis” que llevan a cabo las células y los tejidos animales, no es más que una fermentación láctica anoxibiótica, distinta, pero no independiente de la respi¬ ración, que la complementa. Es, pues, evidente que en todos los seres vivos, tanto en los que llevan a cabo principalmente fermentaciones, como en los que de modo más aparente son respirantes, la fermentación y la res¬ piración están ligadas a modo de constituir un ciclo uniforme, que por igual recorren en sus procesos metabólicos los seres uni¬ celulares y los pluricelulares, los vegetales y los animales, y que para hacer justicia al genio que lo concibió y al demostrador que obtuvo la prueba más importante de su existencia, conviene de¬ signar el ciclo de Pasteur-Meyorhoff. La adquisición de estos conceptos ha sido de gran importan¬ cia para la fisiología, y más especialmente para la fisiología gene¬ ral. Todos los estudios modernos sobre las etapas del metabolismo, descansan sobre esta distinción de las dos etapas anaerobia y aero¬ bia del metabolismo y la confirman sólidamente. El campo de las consecuencias a que ha dado lugar es vastísimo, y en una ocasión como esta, debo conformarme con sólo señalarlo. Antes de terminar, y para realzar más la trascendencia que tiene la colocación de un retrato del eminente Pasteur en este la¬ boratorio, quiero hacer notar que los esfuerzos y enseñanzas de este gran sabio, se sumaron muy eficazmente a los de otro genio de la ciencia francesa, para quien repetidamente he dado muestras