Sesión inaugural celebrada el día 30 de noviembre de 1845 para la instalación publica y solemne de la Sociedad.

  • Sociedad Matritense de Socorros Mútuos de Alumnos Médico-Cirujanos (Madrid, Spain)
Date:
1845
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Credit: Sesión inaugural celebrada el día 30 de noviembre de 1845 para la instalación publica y solemne de la Sociedad. Source: Wellcome Collection.

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    puesto su firme voluntad de suministrar socorros á quien los necesitare. Os he dicho mas arriba que la sociedad de socorros mútuos habia resuello procurar la posible asistencia y bien estar de los asociados que por causas no infamantes fuesen reducidos á prisión. Desde luego se comprende la estension de esta clase de beneficios. Aun cuando no fuese la época borrascosa que atrave¬ samos , en la que es fácil ser detenido sin haber fallado realmente á las leyes ; sin haber cometido otro crimen ó delito que tener un enemigo ó una opinión , la fogosidad de la juventud , mil lances inesperados en que un estu¬ diante pundonoroso ó poco discreto puede encontrarse durante su carrera lejos de la vigilancia de su familia, son bastantes ciertamente para esponerleá menudo á que sea conducido á la cárcel y encausado por mas ó menos tiem¬ po. Esto solo juslificaria el objeto de la sociedad al pro¬ ponerse asistir al estudiante detenido. Nuestro sistema carcelario no admite diferencias entre el preso culpado v el inocente, entre el criminal endurecido v el delincuen- se casual; un mismo calabozo los encierraá todos y solo el que tiene recursos para pagar un alquiler exorbitante consigue ser tratado con deferencia, y encerrado en pie¬ za aparte. Quien carece de estos recursos tiene que aguardar el fallo del tribunal con la vergüenza en el sem¬ blante, la indignación en el alma y el sobresalto en el co¬ razón. Solo el que haya apurado una vez este cáliz de amargura se encuentra en estado de comprender el sufri¬ miento y la congoja que se apoderan de un preso honra¬ do no tanto por respirar el aire infecto de un calabo/o, como por mirarse rodeado de las heces de los pueblos. El hombre de educación y virtuoso que es víctima de una falsa acusación 6 que realmente ha cometido un crimen arrebatado por la cólera ú otra pasión no menos violen¬ ta , no soporta con facilidad que se le confunda con los malhechores y asesinos. Espíe en buen hora sus estravios eq el cadalsoó en el destierro; pero que no se le degrade revoleándole en el inmundo cieno de la cárcel. Esa at¬ mósfera corrompida que se respira en los calabozos, esas paredes ennegrecidas atestadas de maldiciones y obsce¬ nidades, ese suelo húmedo y cubierto de inmundicias; esa oscuridad mortífera y protectora de la crápula que se re¬ vuelve en esos antros, son en verdad mucho menos repug¬ nantes que esos grupos de bandidos monstruos de inmoraii-