Respuesta al libelo infamatorio publicado por el Lic. Antonio Escoto, bajo el título de Contestacion del Jalisciense á las nuevas reflecsiones que sobre el reglamento de la enseñanza médica publicó el autor del Aviso, Doctor Indelicato.

  • Indelicato, José.
Date:
1841
Catalogue details

Licence: Public Domain Mark

Credit: Respuesta al libelo infamatorio publicado por el Lic. Antonio Escoto, bajo el título de Contestacion del Jalisciense á las nuevas reflecsiones que sobre el reglamento de la enseñanza médica publicó el autor del Aviso, Doctor Indelicato. Source: Wellcome Collection.

    52/56 (page 22)
    ■22- triotas, para quienes el interés individual no ha sido lia* da, y lia sido todo el interes del pais? ¿Tu mismo no has hecho en los tiempos pasados, ^no estás haciendo en el di a, aquel elogio de algunos? ¿Ó quieres que tu terri¬ ble anatema se estienda hasta á tí mismo y tus ami¬ gos? Ecsageras Philalethes. Tus cartas respiran no sé qué enojo; y descubren, no al filósofo imparcial, y al justo y sincero patriota, sino al hombre de partido que habla por desesperación. Las opiniones que tu viertes no podrán nunca encontrar favor en medio de los políticos desinte¬ resados, y de los pensadores profundos. Tu no conoces lo que es el hombre. Para hacerle estimable, es preciso estimarle. El sabio eleva un altar á la Necesidad, y se complace en adornarlo. ¿Qué ganas infundiendo el des¬ aliento en el ánimo de tus compatriotas? Yo te diría muy de buena gana acerca de la Libertad, lo que Yol taire di¬ jo de Dios: Si su ecsistencia no fuese verdadera, seria preciso inventarla. Supongas por un momento; que es lo peor que pueda suponerse; que tu desdichada patria se hallase en el caso de un sonámbulo, recostado sobre el borde de un precipicio; ¿pudieras nunca justificarte de la imprudencia de haber querido despertadla? No te des pri¬ sa; á su tiempo el sonámbulo se retirará del peligro; y entonces si él mismo no se dirije á sus hogares, podrás enseñarle el camino. ¿No temes que se diga que tienes al¬ gún interes en su ruina? 3.° Las revoluciones, querido Philalethes, no son la obra de los pueblos y los demagogos, que se proponen, como tu dices, realizar imposibles; son la obra del tiempo, que no permite que las instituciones y las ideas de los hom¬ bres que forman vuna sociedad, estén en oposición las li¬ nas con las otras: del instinto del hombre que le lleva siempre á buscar lo mejor, y combatir los obstáculos que se oponen al desarrollo y perfeccionamiento de todas sus facultades: del ejemplo de actividad que las naciones se dan mutuamente en la carrera de la civilización, á fin de poder llegar todas á quel término de común bienestar que les ha prefijado la naturaleza; por último, de la oca¬ sión que da movimiento á aquellas causas, y sirve de pre¬ testo á los primeros trastornos del cuerpo social; ocasión